Rakitic vuelve a hacer de salvador en un partido en el que la victoria no debe ocultar la pésima imagen ofrecida. Los primeros veinte minutos fueron los mejores de la temporada en los que de nuevo un eléctrico Jairo lideró al equipo. 2-1 fue el resultado final que le permite al Sevilla sumar su segunda victoria de la temporada y colocarse en la zona media de la tabla antes del parón liguero.
Partido de contrastes en el Sánchez Pizjuán con un Sevilla muy cansado por la acumulación de partidos. Fazio volvía al once por la baja de Cala, Marin hacía lo mismo intentando demostrar que también sabe jugar de manera asociativa. Lo bueno del partido fueron los primero veinte minutos, en los que Jairo y Diogo Figueiras llevaron el peso atacante de los hispalenses. A Gameiro no le falla el olfato goleador al aprovechar un pésimo saque de banda del Almería para poner el 1-0 en el marcador. A partir de ahí el Sevilla se relajó y llegó el gol de Rodri, un ex de Nervión que tras celebrar el gol pidió perdón a la grada. El gol vino tras un gran pase de Suso entre líneas que rompió a la defensa Sevillista.
Pero una vez más volvió ese Sevilla que se viene viendo durante la temporada, un Sevilla que no sabe a qué juega y que se atasca en la línea de tres cuartos. Un Rakitic de nuevo en el doble pivote junto a Iborra se veía incapaz de generar el juego necesario para imprimirle dinamismo al encuentro. Gameiro se tenía que retirar por molestias musculares sustituido, una vez más, por un desacertado Bacca. Los de Unai Emery se arrastraban por el campo sin ideas, cansados tras jugar 3 partidos en una semana. Marko Marin, tras un partido muy flojito, tiró de casta y calidad para llegar a línea de fondo, pararse y ponerle un balón perfecto a Rakitic para que de cabeza lo mandara al fondo de la red en el 91 de partido. Esta vez la suerte sonrió al Sevilla, pero no por ello se deben ocultar las carencias de un equipo que aún tiene mucho trabajo por delante.
